Lentamente fuí abriendo los ojos en las tinieblas de mi
habitación. Entre temblores intenté reincorporarme pero mi cabeza se puso a
girar siguiendo el movimiento rotatorio de mis pupilas, un intenso sabor a
sangre inundaba mi paladar. Después de unos minutos buscando algún vestigio de
cortadura o infección, sentí el tacto de un cuerpo extraño emergiendo desde el
interior de mi boca; eran unos colmillos largos y afilados que habían crecido
sin tener constancia de ello, notaba que mis dientes habían cambiado de lugar
de modo que los molares ahora estaban en el lugar de los caninos, y los
incisivos dispersados alrededor de toda mi boca; jamás había sentido nada
parecido. Apenas me sostenía en pie y el corto camino que conducía hasta el
baño se convirtió en un torpe balanceo. Las paredes parecían dilatarse
desfigurando el espacio a mi alrededor, las nauseas no tardaron en aflorar y al
doblarme con la primera arcada sentí un vacío profundo de costillas y piel allí
donde debían estar mis organos. Hubiese querido vomitar mis entrañas muertas
pero apenas logré regurcitar un hilo viscoso que tuve que escupir desde mis
comisuras. Pensando en la forma de recordar los sucesos acaecidos durante las
pasadas horas y abrumado por la incapacidad de conocer mi propia identidad,
olvidé que estaba frente al espejo del baño y al percatarme de ello, sentí un
profundo estupor al advertir que mi imagen no aparecía reflejada sobre la lisa
superfície pulida, entonces empecé a comprender la naturaleza de mi nueva
existencia...
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