Se había alistado muy
joven, tenía sólo 18 años cuando le conocí y desde el primer momento en que lo
vi, me enamoré de él. Apenas llevábamos una semana viéndonos cuando me dijo que
su unidad había sido movilizada y que tendría que partir en breve hacia el
frente ruso, a la noche siguiente, el teléfono de casa sonó mientras estábamos
cenando, yo escuché su voz un poco alterada, pero supuse que era por las
circunstancias, me dijo que tenia que verme urgentemente antes de irse, sin
pensarmelo dos veces, salí de mi casa rápidamente dejando a mis padres con la
palabra en la boca y cuando llegué a la plaza, Jünger estaba sentado en uno de
los bancos mirando hacia el suelo, apesadumbrado, me senté a su lado y él tomó
mi mano diciéndome que necesitaba verme por ultima vez antes de irse, sus ojos
estaban tristes y apagados, de pronto sopló un fuerte viento, el me beso, me
abrazó y me dijo que siempre me amaría, yo rompí a llorar sin saber porqué y
cuando él se levantó, lo ví perdiendose silenciosamente entre la niebla Regresé
a mi casa llorando y cuando llegué, encontré a mis padres y a mi hermana
mirándome consternados, me dijeron que el tren donde viajaba Jünger había sido
bombardeado por la aviación y que no habían supervivientes, yo me quede helada,
muda ¿Como era eso posible si apenas, unos minutos antes él había estado
conmigo? Me dijeron que el Estado Mayor había informado a través de la radio
justo a las 11 de la noche; así que Jünger ya estaba muerto cuando yo lo vi...
el tren llegó puntual a su destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario