Llevaba una semana en mi
nueva casa, a la cual se trasladaron mis padres por motivos de trabajo, estaba
triste y malhumorado porque de nuevo había dejado atrás a mis amigos de la
escuela y esta situación llevaba repitiendose demasiadas veces.
Mientras me asomaba a la
ventana, vi a dos niñas jugando en el columpio de la casa de al lado, salí para
ver quienes eran y así poder hablar con alguien, les pregunté quienes eran, me
dijeron que llamaban Monica y Sara y que eran hermanas, la verdad es que me lo
pase muy bien aquella tarde, jugamos hasta el anochecer, nos reímos, estuvimos
hablando, hasta que ellas finalmente dijeron que se tenían que ir porque
estaban a punto de llegar sus padres, los míos llegaron una hora más tarde y me
preguntaron y les explique todo lo que había hecho.
Al día siguiente, como
era Sábado decidieron aprovechar para ir a conocer a los vecinos, fuimos a su
casa y nos trataron muy bien, estuvieron hablando de sus vidas y de cómo fueron
a parar allí ambas familias. Cuando mi madre les preguntó por sus hijas, los
padres de las niñas se miraron y rompieron a llorar, acto seguido, nos llevaron
al cementerio del pueblo que estaba a unos dos Km de distancia, allí nos
contaron que ambas niñas perecieron ahogadas en el lago hacía ya tres años y
que seguían sin superar su pérdida. Allí vimos sus esquelas y las fotos, mis
padres no entendieron como pude haberlas visto pero yo sabia que no eran
imaginaciones mías, durante algunas tardes seguí jugando con ellas mientras mis
padres no estaban hasta que empezó el curso escolar, conocí nuevos amigos,
llegaba a casa cargado de deberes, durante aquel año cambió mi voz y dí el
primer estirón y desde entonces, dejé de ver a las dos niñas.
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