Se encontraba haciendo
auto stop en medio de una oscura y tenebrosa carretera, transcurría el tiempo
pero nadie parecía tener la intención de recogerle, De pronto se produjo el
milagro: vió como un coche negro se acercaba lentamente deteniendose al llegar
a su altura. El joven, sin dudarlo, subió y cerró la puerta; pero al acomodarse
en el asiento trasero vió con asombro que no había nadie al volante.
El coche prosiguó su
rumbo de forma suave y pausada, el joven miró hacia la carretera y vió con
espasmo que el coche se dirigía inexorablemente hacia el barranco, aun no había
terminado de recuperarse cuando justo antes de bordear la curva, una mano
misteriosa se introdujo a través de la ventanilla y movió el volante lentamente
pero con firmeza. Paralizado por el miedo, se aferró con toda sus fuerzas al
asiento, y esta misma secuencia fué repitiendose en cada curva del siniestro
recorrido que realizó aquel automóvil.
Haciendo acopio de valor, abrió la portezuela del auto y echó a correr sin mirar hacia atrás, al rato llegó a una población y estuvo deambulando sin rumbo fijo hasta que dió con sus huesos en una fonda, entró en ella y pidió algo que le ayudara a serenarse, durante los siguientes minutos permaneció en silencio hasta que acabó percibiendo la sorpresa de los presentes y se decidió a hablar, entonces les relató como pudo la insólita experiencia que acababa de vivir.
Cuando terminó, se hizo el silencio; el miedo se palpaba en el aire, pero al poco rato llegaron dos hombres con aspecto sofocado y uno de ellos al verle, dijo:
-¿Qué tal el viaje chaval? mira donde ha ido a parar el mister que se subió al coche mientras lo estábamos empujando...
Haciendo acopio de valor, abrió la portezuela del auto y echó a correr sin mirar hacia atrás, al rato llegó a una población y estuvo deambulando sin rumbo fijo hasta que dió con sus huesos en una fonda, entró en ella y pidió algo que le ayudara a serenarse, durante los siguientes minutos permaneció en silencio hasta que acabó percibiendo la sorpresa de los presentes y se decidió a hablar, entonces les relató como pudo la insólita experiencia que acababa de vivir.
Cuando terminó, se hizo el silencio; el miedo se palpaba en el aire, pero al poco rato llegaron dos hombres con aspecto sofocado y uno de ellos al verle, dijo:
-¿Qué tal el viaje chaval? mira donde ha ido a parar el mister que se subió al coche mientras lo estábamos empujando...
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