Gemidos



La primera noche en la nueva casa cenamos y nos acostamos fatigados por la mudanza, yo me fui a meter en la cama cuado escuché que alguien gimoteaba, pensé que era mi hermana así que no le dí mayor importancia, hasta que la oí dentro de mi habitación, al encender la luz, ví a una niña frente mi cama, llorando y balbuceando, llamé a gritos a mis padres pero cuando volví la mirada, la niña había desaparecido. Cuando llegó mi padre, le conté lo sucedido, pero este no me creyó y se fué riendo. Intenté retomar el sueño pero alguien comenzó a murmurar a mi lado, encendí la luz y volvió a aparecer la niña susurrando palabras ininteligíbles, me levanté para hablar con ella pero esta partió corriendo de la habitación. Fuí hacia la puerta para buscarla pero esta se cerró frente a mí, cuando me di la vuelta, mi cama ya no estaba, vi como el suelo se reblandecía tragandose el armario y el resto de los muebles de la habitación, grité con todas mis fuerzas pero nadie respondió, cerré los ojos con fuerza y cuando los volví a abrir, todo seguía en su sítio, tal y como lo recordaba.
Volví a mi cama cuando al cabo de un rato, volví a ver a la niña con un cuchillo alzado apuntando hacia mi pecho, le asesté una patada y esta desapareció de mi vista pero cuando me asomé, no había ni rastro de la niña, todo y que que conservaba la sensación de haber golpeado un cuerpo sólido.
Poco antes de amanecer, volví a despertar instintivamente alertado por los sonidos procedentes del pasillo, al salir de mi habitación, volví a ver a la misma niña frente a la habitación de mi hermana y forcejeando con la puerta, esta vez grité con todas mis fuerzas y me avalancé sobre ella, pero antes de llegar, la puerta se abrió y se volvió a cerrar frente a mí.
La decisión de mis padres fué la de llevarme a un psiquiátrico, todos creen que he matado a mi hermana. Lo único que me reconforta es que no volveré a ver a la niña, o eso creo yo al menos.

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