Aquella anoche me acosté
tarde y me tumbé, como de costumbre, a un lado de la cama, mientras dormía,
sentí el peso de otro cuerpo sobre el colchón, y como alguien se deslizaba
hasta mi lado, en sueños no le dí demasiada importancia, hasta que desperté de
un sobresalto que me hizo brincar de pánico mientras mi corazón latía
desesperado, no sabría decir qué me provocó mayor estupor ; si sentir aquellas
manos heladas que me abrazaban o recordar que yo vivía solo.
Humeda
Cuando él se despertó, no
parecía el mismo; su mirada estaba perdida, sus ojos enrojecidos, estaba más
frío y pálido que nunca, y ella olía tan bien...no podía resistirse, había
cometido un error al irse a vivir con ella, pero estaba tan húmeda dentro de la
ducha, tan irresistíble...pensó que podría mantener la calma pero no fué así,
su instinto asesino era incontrolable. Se metió en la ducha con ella, poseido
por sus deseos, ella no supo entenderlo y se entregó a él, y al poco rato, ya
estaba tendida en sus brazos, inerte y él la abrazaba llorando de impotencia:
le había arrebatado la vida y nunca se lo podría perdonar. A fin de cuentas era
un vampiro, ¿Qué otra cosa podía hacer? Ella olía tan bien y él tenía tantísima
hambre...pero ahora estaba solo de nuevo, este era su destino y su castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario