Represaliado

Nunca imaginé que existía este rincón apartado del mundo, siempre fui muy escéptico y confiado con mis actividades subversivas pero ahora que estoy aquí en persona, diría que es igual a como lo describen quienes aseguran haber estado aquí encerrados, nunca pensé que existía un chivato entre nosotros, que irrumpirían en una de nuestras reuniones clandestinas por sorpresa y que terminaría confinado en en este templo subterráneo del sufrimiento, llevo días sin dormir aunque no siento agotamiento físico, es como si miles de cuchillas afiladas atravesaran mi cuerpo al unísono, aquí se vive una actividad frenética, veo a los celadores esperar su turno para hacerme su juguete de macabros juegos, y cada vez que hacen cambios o se turnan, usan nuevas formas de tortura.
Aquí se escuchan las súplicas de otros presos, eso me hace pensar que ellos pueden a su vez escuchar las mías, creo que llevo 24 horas sin dormir, pero no siento sueño ni agotamiento, en una ocasión traté de escapar pero todo fué en vano, mi cuerpo no respondía correctamente y apenas pude dar 11 pasos contados, muchas veces he planeado mi huida de forma meticulosa, pero al ver a otro anticipandose a mi idea, decidí que sería mejor aguantar.
Día tras día se reanudan los interrogatorioa, siempre las mismas preguntas, la misma conversación absurda y tras largas horas de tortura, regreso a mi celda donde paso horas ahogado entre mis propias heces y orines, a veces me lanzan un cubo de agua helada y la sensación de frío perdura durante todo mi encierro, hoy tengo una sensación nueva: por fin llegó mi turno: hoy atravesaré la puerta metálica de la que nadie regresa; esta vez es la definitiva...

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