Cuando llegamos a la
propiedad, nos pusimos manos a la obra, preparamos los diferentes instrumentos
para realizar la medición de la parcela y me fijé en una de las ventanas de la
casa a través de la cual podia verse un efecto de sombras que evocaban la
silueta de una persona, lo cual llamó poderosamente mi atención pero seguimos
realizando nuestro trabajo.
Tras realizar la medición
tomamos varias fotos desde diferentes angulos de la casa para tener varios
puntos de referencia y mi compañera confesó que aquel lugar le inspiraba malas
vibraciones, que se sentia como triste, yo traté de aligerar su animo
diciendole que acabaríamos pronto. Tras realizar todas las mediciones
comenzamos a descargar las fotos en el portatil y nos marchamos como alma que
lleva el diablo.
Yo conducía el coche
mientras mi compañera realizaba un visionado rápido de las fotos en el
portátil, cuando de pronto ví su rostro a través del retrovisor; estaba pálido
y congelado, lo que me obligó a parar temiendo que pudiera sufrir un ataque, y
cogí el ordenador que descansaba en su regazo, entonces ví la imagen que
acababa de ampliar: en ella podía verse claramente una sombra señalandonos
desde la ventana, el efecto de amplado difuminaba la imagen hasta lo irreconocíble,
la imaginación podía hacer el resto añadiendo los detalles restantes, pero
habría jurado en aquel momento que era la misma imagen fugaz que yo mismo había
visto minutos antes asomada a una de las ventanas.
Cuando llegamos al pueblo
y comenzamos a formular preguntas, el caracter apocado de los lugareños se
convirtió en extremado recelo, sólo el dueño de la posada, acostumbrado a
tratar con forasteros se atrevió a confesarnos lo que todo el mundo callaba: lo
que habíamos visto era un ser venido de los pensamientos mas oscuros del ser
humano; el resultado fallido de traer a un muerto a la vida, cuya alma queda
atrapada en las sombras, condenada a vagar entre este plano y el otro aullando
de dolor y sufrimiento. No podían morir pero el vivir les producía una enorme
agonía. Cuando le pregunté si en ese pueblo se dedicaban a revivir a los
muertos, su actitud cambió por completo y me aconsejó que nos marcháramos
cuanto antes sin hacer más preguntas.
Horas más tarde, lo
teníamos todo recogido y a punto, yo conducía y mi compañera dormía recostada
en el asiento de atrás, pero cuando miré por el espejo para cambiar de carril,
ví que ella no estaba, un escalofrío me recorrió la médula al notar que me
agarraban por el cuello. Un ser horrible, con ojos deformes e inyectados de
sangre, músculos y huesos que atravesaban su piel,me estaba clavando sus garras
en el cuello. Así fue como fallecí, pero aún tenía otro destino reservado; uno
infinitamente más horríble: mi cuerpo sin vida fué sepultado para deleite de un
alma perversa, acto que derivó en mi regreso como una de las bestias más
horribles que habitan este plano de la existencia, destinado a vagar sin rumbo
para acallar mi sufrimiento...y mi ira.
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