La puerta

Trabajo en un colegio de enseñanza secundaria y desde hace algunos meses, mis compañeros descuidan sus clases y se ausentan con frecuencia, creo que el problema no radica en los conflictos inherentes a nuestra situación laboral sino en las propias condiciones del establecimiento, falta personal y los baños apestan a orin, el mobiliario de las aulas está destrozado, las paredes escritas hasta el techo, es todo un verdadero desastre.
La semana pasada,reparé en una puerta a la que nunca había dado importancia con anterioridad, me acerqué y traté de abrirla, pero esta no cedía, pedí la llave al conserge y este me dijo que no había ninguna copia, esto alentó mi curiosidad y comencé a realizar preguntas sobre ese lugar, lo cual pareció incomodar a la dirección del centro, ya que fuí citado a dicha oficina y recibí una severa amonestación verbal por parte del director quien me instó a deponer mi actitud bajo amenaza real de despido.

La reprimenda tuvo un efecto contrario ya que acrecentó mi interés por saber qué había tras esa puerta, planifiqué mi incursión con la minuciosidad de un ladrón nocturno y accedí al edifício cuando nadie podía verme, me colé por el patio y me dirigí hacia la entrada con mi juego de ganzúas y para cuando quise percatarme, ya me hallaba rcorriendo los pasillos, camine a tientas pues estaba todo muy oscuro, encendí mi linterna y proseguí mi camino, el miedo se iba apoderando de mí poco a poco, además mi cabeza me jugaba alguna que otra mala pasada: cualquier sombra fugaz o un simple reflejo a través de las ventanas me hacia creer que había visto a alguien o algo… estaba aterrado, escuchaba voces a mi alrededor, gemidos y susurros infantiles, caminaba cada vez más despació con rumbo inexorable hacia la puerta...y cuando estuve frente a ella comencé a tantear con mis herramientas, fué un pulso entre la ansiedad y el miedo que sentía.
Abrí y entré iluminando el interior con mi linterna pero para mi sorpresa, allí no parecía haber nada extraño, era sólo un espacio vacío y en desuso, el haz de la linterna iba recorriendo la sala con una trayectoria erratica y aleatoria, describiendo rectas y círculos al hazar, hasta que una presencia fugaz logró captar mi atención y puse la luz enfocando hacia ella: era una niña de unos ocho años, vestida de blanco su cuerpo parecía traslúcido y sus ojos no tenían iris, sentí como mi corazón se paraba al verla y sin pensarlo, eché a correr como un poseso por los pasillos, mientras corría, miraba hacia atrás y veía como esa niña me seguía por detrás caminando pero sin que pudiera por mi parte ampliar la distancia que me separaba de ella por más que me esforzara en correr.
Corrí sin descanso y llegué hasta mi casa, no volví al colegio en una semana pues me costaba asimilar lo vivido, hoy me he levantado y he mirado a través la ventana...la niña está ahí afuera, esperandome.

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