La lluvia llevaba horas
cayendo, el suave repicar del agua provocaba ecos por toda la casa, mientras en
el interior, un silencio severo reinaba sobre cualquier otro sonido. Algo o
alguien golpeó la ventana, y no había sido producto de su imaginación, a pesar
de que la situación y las evidencias apuntaran a ello pero los golpes se
sucedieron confirmando una realidad imposíble; su habitación estaba situada en
el piso superior , elevandose siete metros sobre el suelo, y la ventana no
tenía repisa sobre la que apoyarse, pese a que estaba aterrorizado, una
curiosidad expectante guió sus pasos en aquella dirección, la vieja madera
crujió bajo su peso, mientras caminaba lentamente, hasta colocarse frente a la
ventana y allí estaba, ocupando todo el recuadro con su cuerpo, aquella
realidad imposible, aberración de la Naturaleza y desafio a la lógica, su
bulbosa figura hecha de piezas recogidas y juntadas al hazar parecía haber sido
creada siguiendo parámetros absurdos, sus alas entrechocaban produciendo
sonidos metálicos al ritmo de su agitada respiración, pero su rostro era lo
peor: poseía ojos humanos sin párpados, circunferencias perfectas que reflejaban
un odio sanguinario contra su víctima. Mostraba su dentadura de colmillos
amenazantes y afilados, su mente luchaba por volver al mundo real pero su
cuerpo quedó mudo e inmóvil ante la aparición: esta no emitió sonido alguno,
sólo le miró fijamente con rabia ancestral, obedeciendo a sentimentos que sólo
tenían sentido en su mundo, afuera, la llúvia seguía cayendo mientras dentro,
seguía el silencio.
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