Era de madrugada cuando ví aquel cuerpo inerte, tendido en el suelo,
bañado en sangre y dos tipos con pasamontañas despojandole de sus pertenencias,
al acercarme ví como se marchaban corriendo, ahuyentados por las sirenas de la
policía que sonaban a lo lejos, al
acercarme a él, ví que no daba señales de vida,y cuando estudié sus
facciones, noté que estas me resultaban increíblemente familiares; era yo mismo
quien yacía ahí, inmóvil, con la mirada perdida y una mueca de permanente
sorpresa en su semblante.
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