Me pregunto cómo hemos podido llegar a esto; siempre habías sido una
obsesión para mí: venciste mi resistencia natural como si fueras una bruja y me
obligaste a mentir; me inoculaste el veneno de la pasión, embrutecedor del alma
humana y te fuiste con todo mi dinero; te odiaba y te amaba por igual. No fue un
robo, como dice la policía, tampoco fue aquel psicópata inventado quien te mató
sino que fui yo mismo quien decidió acabar con tus males, y lo hice por amor:
clavé mi cuchillo en tu carne entre las sombras de aquel oscuro callejón y
luego consolé tu profundo dolor con mi abrazo: te abrí el pecho y te arranqué
tu negro y podrido corazón; pero lo hice por ti; para redimirte y pagar de paso
el precio de mi penitencia. Por eso pienso rezar mil plegarias y me
reconciliaré con el padre supremo y compungido por nuestras acciones; así: con
tu valioso sacrificio: el podrá perdonar nuestras faltas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario