Licantropía

-Yo lo he visto con mis propios ojos; estaba aquí; en este preciso lugar mientras Rocco vaciaba la sangre de sus víctimas y lo hizo sobre esta misma lápida; las tumbaba aquí y desgarrándolas con sus propias manos, devoraba sus entrañas y bebía su sangre hasta saciarse. Cuando se transforma no es humano y tiene una fuerza sobrenatural; sus manos son grandes como garras, sus dientes largos y afilados y una gruesa mata de pelo recorre todo su cuerpo.

Hizo una pausa para tomar aire; parecía raptado por la emocíón que desprendían sus propias palabras; el joven hablaba con los ojos perdidos; ausente de su entorno y de los tres espectadores escépticos que le habían acompañado durante el trayecto; su mente parecía albergar un solo pensamiento: revivir la experiencia que estaba narrando hasta el mínimo detalle:
-El siempre escoge este lugar por que es el más apartado y solitario; lleva a sus víctimas hasta aquí y las deguella con sus propias manos para beber su sangre; luego las destroza y se las come…
-No es que desconfiemos de su testimonio: le interrumpió uno de los hombres-Pero viéndole describir la escena con tanto detalle: me ha venido a la cabeza una idea: debía encontrarse usted muy cerca de este lugar mientras ocurrían los hechos, de ser así: ¿Cómo pudo presenciar tal horrible escena sin ser visto?
El joven contuvo el aire y permaneció unos segundos en silencio antes de responder:
-Por que mientras está Rocco no estoy yo…
-Disculpe una vez más mi atrevimiento pero todo esto no me cuadra: ¿Podría aclararnos quien es ese tal Rocco?
-Pronto lo sabrán…

La luna arrojaba su tenue resplandor a través de las nubes como si fuese una invitada no deseada cuya presencia profanara la santidad de la noche; un fantasmagórico mar de niebla envolvía el cementerio con la suavidad de un manto grís de terciopelo y flotando tras las nubes: una luna redonda y pálida parecía mirar desde lo alto del cielo.

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