Tras la batalla



El combate fué encarnizado; intercambio de proyectiles, chasquidos de metal atravesando la carne, luego llegó el choque, escudos contra escudos huesos aplastados, cuerpos entremezclados, golpes de metal cortante, gritos y llanto de heridos, gemidos agónicos y finalmente: el silencio.
Entonces apareció él en medio de la niebla; descendió lentamente la colina y cuando llegó al lugar, empezó a recitar lentamente las palabras, se obligó a respirar regularmente al final de cada frase, vació su mente y reunió toda su energía, un aura de oscuridad rodeó sus manos, las sombras oscilaron ante su vista, la oscuridad descendió esparciendose por todass partes como un vapor negro penetrando en los cuerpos que yacían inertes.
Superando su rigidez, los cadáveres comenzaron a moverse, lentamente recogieron sus armas y escudos y comenzaron a moverse desfilando al unísono como un ejército de marionetas movidas por los hilos de un mismo titiritero, así como los chacales acuden en manada atraidos por el olor de la carnicería, las fuerzas oscuras habían creado su propio ejército tras la aniquilación y se disponían a establecer su reinado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario