Custodio



Nuevamente había fallado todo y me tocaba caminar sola por esas calles...sin darme tiempo a reaccionar, alguien me agarró del pelo y me lanzó contra el suelo, me arrancaron el bolso y empezaron a lloverme los golpes por todas partes, uno de ellos se tumbó encima mío y justo cuando ya me preparaba para lo peor, ví como se levantaba con el rostro desfigurado por el pánico, uno de ellos ya había emprendido la huida y el otro seguía ahí, paralizado. Me incorporé lentamente, y allí estaba, justo detrás mío, su mirada petrea estaba posada en mi, sus comisuras empezaron a curvarse, y apareció la sonrisa más diabólica que jamás había visto, tuvo tiempo de alcanzar al que había salido huyendo a través del callejón y lo ví saltando por los aires como un muñeco, rebotando contra las paredes y cayendo finalmente al suelo con un chasquido seco. Al otro lo despedazó en un instante y sus miembros quedaron esparcidos entre un gran charco de sangre. Cuando terminó, se acercó a mi con un movimiento irreal, en apenas un segundo lo tenía delante mío, mirándome con curiosidad, percibía su rostro frío y rígido como el marmol, pálido como la luna, me abrazó suavemente, tomó mi cara entre sus manos y me miró a los ojos, sin mediar palabra, se inclinó sobre mí, me besó y de repente, giró sobre sus talones y desapareció, entonces tuve tiempo de percibir algo: la sombra que mi cuerpo proyectaba sobre la pared no reflejaba mi cuerpo en el momento de quedarme sola, era abrupta y desproporcionada y hasta que no transcurrieron varios segundos, esta no volvió a recuperar su forma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario