Abstinencia



El deseo es una tentación cruel y deliciosa que te exclaviza anulando tu voluntad; un tirano sin moral ni remordimientos a quien he tratado de vencer por todos mis medios eludiendo aquellos lugares donde la tentación estaba en su máximo apogeo, he pasado días y días durmiendo, evitando el bullicio de la ciudad y las grandes aglomeraciones y de noche, paseába por las azoteas, ebrio de ansiedad, sabía que todo era cuestión de tiempo, que un día cualquiera quebrantaría mis propias reglas y que cuando llegara ese momento, ya no sabría como detenerme. Podía oler la sangre a cientos de metros, me temblaban las manos y mi pulso se aceleraba; padecía en silencio pero con la quietud que precede a la tormenta.
Hoy estoy al borde de una cornisa, viendo pasar al rebaño, las torres que frecuento se me antojan altas, solemnes, como una vía de escape a otra vida, acaso diferente, pero ya quedó atrás el tiempo en que podía albergar esperanzas y proyectos de futuro, a lo lejos puedo distinguir a un hombre mayor, de aspecto cansado, y mis colmillos afloran de nuevo sedientos de sangre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario