Mía



Llevo tantos días siguiendola que ya no puedo más, el deseo me devora por dentro; esta misma noche me la llevaré conmigo, no la dejaré escapar. Allí está, puedo sentir su olor, me ha visto y he logrado despertar una sonrisa en sus labios, sólo tengo que esperar a que termine de trabajar e iré a por ella. Acaba de salir, la sigo y logro abordarla en el callejón, por fín la tengo entre mis brazos, no grita ni muestra miedo, su rostro es más bien desafiante, debe ser porque conoce su destino y tiene prisa por abandonar este mundo, entonces, noto una mano resbalando por mi cintura, y otra apoyandose en mi hombro, mi víctima me susurra algo al oído con una voz grave pero dulce: creo que són unas palabras en latín, o en alguna otra lengua antígua, entonces siento como la mano que estaba apoyada en mi ombro sube lentamente y me sujeta la cabeza con fuerza noto su boca en mi cuello y siento sus dientes hundiéndose en él, el resto es sólo silencio...

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