Veneno


La noche en pleno apogeo y un calor sofocante, las ventanas abiertas mendigando un soplo de aire aunque no siempre es la delicada brisa quien estremece las cortinas. Un pesado sueño previo a la nada estalla de súbito a causa de un intruso que irrumpe por la cornisa convirtiendo la placidez moribunda en agitación consciente. Sus fuertes brazos la sujetan con violencia y el grito se apaga en su garganta al ser traspasada por dos punzones de marfil, que succionan el fluido vital desde su interior, ella forcejea con pulso desfallecido mientras su esencia vital se pierde a través de los  los colmillos insertos en la yugular. Pero la criatura suelta de súbito a su presa y expulsa de forma violenta la sangre robada salpicando paredes y suelos, sus ojos abyectos posan su ira en su víctima antes de desaparecer y su silueta se funde en la noche al vuelo arrastrando tras de sí el  aroma nauseabundo de la carroña. La mujer ha vencido sus deseos iniciales y se resiste a morir, lentamente recupera su pulso tras los vómitos, el veneno que circulaba por su torrente sanguíneo ha sido expulsado de su cuerpo y el intruso nocturno huye portando la esencia mortal que circulaba por su organismo.

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