El libro le había
cautivado desde el momento en que lo vió sobresaliendo desde la estantería, una
vez que se sentó a leer no pudo despegar su mirada de aquellas páginas y de sus
grabados, hasta que se apagaron las luces y despertó de su ensimismamiento
percatandose de que nadie había advertido su presencia en aquel rincón apartado
de la biblioteca y que ahora estaba encerrado a oscuras entre polvo y
telarañas. Decidió recorrer cada uno de los pasillos buscando una salida y en
algún tramo de aquel laberinto se percató de que no estaba solo. Lenta y
sigilosamente se acercó a una puerta que estaba justamente delante y con un
movimiento un tanto brusco logró abrirla y entrar en su interior para cerrarla
tras de sí de golpe. Una vez dentro, y pese a la oscuridad, le asaltó la
sensación de estar profanando un lugar prohibido.
En un escritorio que se
hallaba a un costado de la habitación, había unos papeles con formulas extrañas
y símbolos que no lograba entender, la ultima hoja disipó todas sus preguntas,
hubiera deseado que aquella linterna no hubiera llegado hasta sus manos y ver
la espantosa criatura que ilustraba con su grabado un código indescifrable de
símbolos. Este animal o criatura era simplemente una fusión imposíble entre el
hombre y una horrorosa alimaña dotada de grandes colmillos y zarpas; un morador
del infierno cuya simple posibilidad de existencia le erizaba la piel
Estaba tan distraido
ojeando esos papeles que no se percató de que una presencia extraña merodeaba
cerca, pudo captar su presencia gracias a que oyó una especie de gruñido
infrahumano. Soltó los papeles y corrió a esconderme bajo el escritorio,
después de esto el animal entró y pudo ver su forma recortada en la penumbra:
era el mismo animal del grabado; paseaba de un lado a otro sin reparar en su
presencia, como un depredador tanteando el terreno en busqueda de su
presa...todo cuanto podía hacer él era encogerse en su infimo escondite y
contener el aliento. Y no se atrevía a salir de allí para evitar que un ruido
involuntario pudiera delatar su presencia. Avanzaban las horas rumbo hacia la
madrugada, y aún le quedaba una larga noche por delante...
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