Me encontraba dormida, cuando recibí un tremendo golpe en la frente, me
levanté sobresaltada y al acercarme para cerrar la ventana, un intenso aire
helado agitó las cortinas, cerré la ventana y regresé a la cama. Sin embargo,
ya no logré conciliar el sueño durante todo el resto de la noche. Eran las
siete de la mañana cuando recibí una llamada de la comisaría: mi hijo Luís
había tenido un accidente con su moto aquella misma noche, no llevaba casco y
al chocar su cabeza contra el tronco de un arbol, resultó muerto de inmediato.
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