Estábamos mentalmente
conectadas desde pequeñas, eramos mutuamente capaces de saber lo que la otra
hermana estaba pensando y sintiendo porque nacimos juntas y unidas por un mismo
cordón, esto solía provocar en mí un alud de síntomas desconcertantes: en
ocasiones no lograba conciliar el sueño, la cabeza no paraba de darme vueltas, y de
vez en cuando todo se volvía oscuro, mi corazón se aceleraba estrepitosamente y
no podía dejar de temblar.
Se oyó el ruido de un cuerpo
arrastrandose por el suelo, una extraña luz asomó por la puerta de mi
habitación...me levanté sobresaltada y cuando llegué al pasillo, sentí como mi
aliento se paraba mientras contemplaba la macabra escena: era yo misma quien
yacía bañada en un charco de sangre sujetando a duras penas en cuchillo con el
que acababa de cortarme las venas.
Mi hermana había muerto
aquella misma madrugada en el psiquiátrico donde fué internada; había logrado
sustraer un cuchillo de la cocina sin que nadie se diera cuenta y la
encontraron los celadores desangrada en el mismo momento en que tuve la visión,
desde aquella noche me siento acechada por impulsos y deseos irreflenables,
creo que estoy perdiendo el control sobre mis propios actos, estoy muy asustada
y temo que si duermo esta noche, tal vez no logre despertar.
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