Invocación

La idea revoloteaba en su mente, era tentador, un desafío para su instinto, había esperado ansiosamente que llegara momento propício y ahora que al fín se encontraba sólo en casa, se dispuso a hacerlo sin titubeos: encendió las velas, y al encender cada una, contuvo la respiración que cada vez era más lenta, como si un gesto escapara de su conciencia, pero él continuó con la invocación, ofició la ceremonia individual paso a paso recitando al completo cada una de las letanías y moviendo el cuchillo tal y como dictaban los manuales, ni por un momento se planteó desertar del juego, y cuando terminó: pronunció su nombre con decisión tres veces consecutivas frente al espejo. En ese momento comenzó a dudar, cerró fuertemente los ojos, apretó los puños; estaba en el momento más tenso de toda su vida, aún podía arrepentirse, aún podía mirar hacía otro lado, pero algo dentro de sí mismo le obligó a abrir los ojos...no lo podía creer, tenía la vista borrosa pero allí estaba frente a él, cuando su vista se aclaró, quiso gritar pero no pudo, no lo podía creer, su corazón pareció detenerse, al igual que el tiempo, ese rostro era lo más horrible que podía existir: sus ojos eran una ventana al infierno, sus labios, la viva expresión del sufrimiento, la única palabra que acudía a su mente era: miedo, no podía pensar, no podía moverse, sólo mirar esa imagen a través del espejo, hasta que se desmayó.
Cuando despertó, estaba recostado en su cama, era Sábado por la mañana, todo parecía tranquilo, salió de su habitación, saludó a sus padres y fue hacia el cuarto de baño, pero de pronto, todo se volvió sombrío, cuando miró de nuevo al espejo, él seguía allí. No había sido una pesadilla...levantó la mirada para cerciorarse, pero cada vez que intentaba ver su reflejo volvía a ver aquello. Cuando llegó el Lunes, intentó no mirar hacia ningún espejo, pero era imposible, siempre había algo donde reflejarse, cada vez se sentía más y más atrapado. Cuando llegó a casa corrió hacía su cuarto y se encerró, cogió el mismo cuchillo que usó para el ritual y se cortó las venas.
Transcurrieron muchas horas antes de que sus padres descubrieran lo sucedido, tuvieron que forzar la puerta pero cuando lo hicieron, no podían creer lo que veían: donde debía estar su hijo yacía una figura grotesca y sonriente ahogada en su propia sangre...

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