La cita



Es hermosa. De eso no cabe duda. La he visto y el solo aroma de su perfume ya me ha embriagado. En breve caerá en mis brazos, pero: ¿Porqué hay tantas velas aquí? me hacen sentir incómodo...Ella está al llegar. Debe de ser una mujer fascinante, solo he intercambiado algunas frases con ella, pero parece haber sido lo suficiente para conseguir una cita, dijo que quería verme a solas indicandome el lugar, así que preguntando aquí y allá, he logrado llegar hasta este lugar apartado, llevado por el deseo.
Oigo un sonido, creo que puedo identificarlo: tela de raso rozando contra paredes de piedra. Una luz tenue comienza a emerger por la entrada de la cueva, donde me hallo,
ya está ahí... Ya llega.
Entonces, lo que veo me estremece, aunque tambien me llena de fascinación: ella no porta ningún tipo de lampara, ni de vela que la ilumine sin embargo su cuerpo parece brillar con luz propia.
Ella me mira y su voz resuena a través de los pasadizos: "Entraste para no salir jamás"
Sus labios se pegan a los míos. El frío gélido de su boca corta mi respiración, su abrazo me envuelve, como una fría ventisca de invierno, sus manos recorren mi cuerpo cerrandose en torno a mi cuello. Entonces, ella aparta sus labios de los míos y me mira con su gélida mirada, diciéndo:
-Así es: estoy muerta. Soy aquello a lo que llamais espectro, pero, ¿Acaso importa? Deseabas estar conmigo y aquí me tienes; aquí nos tenemos los dos en el mundo de los muertos donde la vida es eterna.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario