El Reencuentro


Hola amigo! Qué alegría volver a verte, ¿Te acuerdas de mí? ¿Cómo puedes olvidar a los amigos del barrio? Por muy bien que te haya ido en la vida, todo el mundo recuerda su origen, es algo que se lleva en los genes. Porque tú eres como yo, por mucho que intentes disimularlo. Yo aun conservo vivo el recuerdo de aquellos años en los que juramos que nada nos separaría. Nos metimos en muchos problemas y siempre nos cubríamos las espaldas como hermanos hijos de la misma madre; nunca nos delatábamos y, es más, siempre nos las ingeniabamos para que otro cargara con la culpa ¿Te acuerdas de nuestros primeros hurtos?, empezamos robando paquetes de tabaco, luego, como vimos que no pasaba nada, fuimos subiendo el listón: chucherías que luego vendíamos para sacarnos un dinero, luego llegaron los ordenadores, las gafas de marca, los teléfonos de última generación...¿Te acuerdas cómo nos divertíamos?... Hey, te estoy hablando... te estás poniendo pálido amigo, ¿Tanto te molesta oirme? Pues vas a escucharme quieras o no...
Un buen día llegó a nuestras manos una recortada, ¿Recuerdas la sensación aquella? imposíble de olvidar, era un subidón de adrenalina incontrolable que exigía una dosis cada vez mayor. Los tipos de las gasolineras no solían darnos problemas, en cuanto veían los dos cañones apuntando, se ponían a temblar y nos entregaban toda la recaudación sin rechistar, los indios que regentaban las tiendas de comestíbles se volvían blancos de repente y aprendían a entender nuestro idioma en apenas unos segundos. Nos creíamos infalíbles pero nunca teníamos bastante, siempre queríamos dar un paso más. ¿Recuerdas lo que pasó con el tipo de la joyería? No importa, te refrescaré la memoria...
Algo no salía como esperábamos, el tipo, en lugar de darnos lo que pedíamos, se puso a contarnos su vida, que si su mujer, que si la escuela de sus hijos, que si las protesis dentales...maldito botarate. Yo me estaba poniendo nervioso, pero tú mucho más, le dije que se callara, pero no me hacía caso. Tú llevabas la recortada y no parabas de jugar con el gatillo, iba a hacerte una señal para que lo dejáramos correr y nos marcháramos de allí, pero ya era tarde. Se oyó un estruendo y la cabeza de aquel pobre hombre saltó por los aires hecha trizas. Habías disparado sin darte cuenta, y te quedaste allí petrificado mirando el arma y el humo que salía del cañon como un niño al que se le acaba de reventar un globo. Tuve que sacarte de allí a empujones ¿Te acuerdas de lo que pasó después? Al parecer el joyero tenía la alarma conectada con la policía y nos tuvo retenidos con su monserga para ganar tiempo. Cuando salimos ya estaban llegando y apenas nos dió tiempo para huir hacia el callejón buscando otra salida. Lo único que pudimos hacer fue correr y trepar por la verja Yo dejé que subieras primero, luego empecé a subir yo, la policía ya estaba a unos pasos de mí, yo ya estaba casi arriba, pero entonces...me golpeaste con la culata del arma en la cabeza y caí hacia atrás. La policía me atrapó. Quince años entre rejas...toda mi vida perdida por tu culpa ¿Te acuerdas de lo que dije mientras te alejabas corriendo calle abajo? ¿Recuerdas mi juramento?...Qué alegría volver a verte...amigo.

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