Un grito se oyó en la
casa y ambos se sobresaltaron. Ambos se quedaron en silencio, aguardando otro
ruido similar para reaccionar en consecuencia, pero nada se escuchó. Después
del susto inicial, decidieron reemprender su rutina nocturna, acabaron de cenar
y tras recoger la mesa, decidieron subir al piso de arriba y entregarse al
sueño conyugal. Se introdujeron en la cama y allí estuvieron hablando un tiempo
hasta que se quedaron dormidos. Ella no tenía un sueño muy apacíble y al
despertar de una pesadilla, pudo ver la luz de una vela acercándose por el
pasillo.
Trató de despertar a su
marido que tenía el sueño muy profundo mientras miraba por el rabillo del ojo
viendo como aquel misterioso resplandor se acercaba inexorable y zarandeó su
marido para que viera la extraña amenaza aproximandose hasta el lecho donde
estaban, pero él seguía sin despertarse, finalmente gritó con todas sus
fuerzas y él se incorporó sobresaltado,
justo en ese instante, la luz se evaporó sin dejar rastro. Ella intentó
explicarle el porqué de su comportamiento y tras una breve discusón, el acabó
convenciendola de que había estado soñando despierta. Ella estaba segura de lo
que había visto pero finalmente acabó cediendo a la evidencia. Estaba a punto
de entregarse a los brazos de Morfeo cuando volvió a ver la luz aproxomandose
con total nitidez. Esta vez ella estaba segura de que no soñaba. Cerró los ojos
para liberar su mente de la imagen que parecía adivinarse tras el resplandor y
el propio miedo que sentía le hizo desmayarse , quedando inconsciente durante
el resto de las horas.
Cuando el primer rayo de
luz matinal atravesó las cortinas acariciando sus parpados supo que la calma
había llegado pero que tras de ella estaba la obligación de convencer a su
marido para que bajara al sótano donde yacían los huesos del anciano
propietario de la casa, asesinado por ambos y darles cristiana sepultura si
quería que su alma no regresara cada noche para atormentarles.
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