El lugar me resultaba harto familiar, en las paredes había varios
retratos colgados, en uno de ellos ví vi a una niña de corta edad, con un
vestido blanco junto a sus padres, recorrí la casa en un instante y al salir
por la puerta trasera vi tal escena que me dejó atónito: de las ramas más
gruesas del arbol más cercano, había tres sogas y colgando de ellas, una mujer,
una niña de corta edad y un hombre. Detrás mío, escuché el sonido de una risa
infantil que taladró mis oidos, al girarme, ví a la niña del cuadro
observándome; llevaba trenzas color ceniza y un vestido blanco.
-¿Estas sola aquí? pregunté trastornado
-Mamá dice que debo estar sola, que le doy miedo.
-¿Hay alguien mas aquí dentro? inquirí señalando hacia el interior.
Súbitamente, la niña echó a correr hacia el interior y comenzó a llamarme por mi nombre, su voz sonaba como un eco que se iba disipando.
Al despertar, descubrí que la casa de mi sueño era la misma en la que estaba pasando mi primera noche buscando un lugar tranquilo y aislado, esa fué la primera constatación de mi error.
-¿Estas sola aquí? pregunté trastornado
-Mamá dice que debo estar sola, que le doy miedo.
-¿Hay alguien mas aquí dentro? inquirí señalando hacia el interior.
Súbitamente, la niña echó a correr hacia el interior y comenzó a llamarme por mi nombre, su voz sonaba como un eco que se iba disipando.
Al despertar, descubrí que la casa de mi sueño era la misma en la que estaba pasando mi primera noche buscando un lugar tranquilo y aislado, esa fué la primera constatación de mi error.
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