La caja

Sé con certeza de donde vengo;  llevo días sorteando obstáculos, superando desafíos y resolviendo conflictos creados para estudiar los mecanismos de mi cerebro, pero ahora la incertidumbre me corroe, un sudor frío, acompañado de espasmos invade mi cuerpo de forma intermitente y se que pronto comenzaré a temblar, lo cual no me conviene pues todo queda observado y registrado; ojalá pudiera volver a ese odioso laberinto; ahí todo era más facil y predecíble, pese al hastío que me provocaba recorrer esos malditos túneles una y otra vez buscando la salida, o la ridícula recompensa materializada en un ridículo trozo de queso.

Llevo horas sufriendo la estrechez de este habitáculo, por más que lo intento, no puedo hacer nada por escapar, al final acabo resignandome y dejo de arañar las paredes. La cavidad es oscura, estrecha incluso para mí; desde aquí, sólo alcanzo a escuchar mi respiración entrecortada, me resulta imposible reprimir las nauseas que remueven mis entrañas a causa del pánico, me mareo, intento respirar hondo, pero me resulta imposible, de repente se escucha un sonido: es el ruido del motor que me hace presagiar lo que me tenían reservado esta vez, y las paredes empiezan cerrarse, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre mi cuerpo...lo único que escucho ahora es el zumbido constante y atronador que procede de afuera y atraviesa mis tímpanos, junto con el sonido de mis huesos al romperse...si pudieran hablar, les diría a esos científicos cuan diferentes resultan sus experimentos desde aquí dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario