Cuando despertó,
estaba tumbado en medio del bosque, sentía mucho frío y tenía la ropa
húmeda, miró a su alrededor y distinguió un claro hacia el que decidió
dirigirse, pero tras recorrer unos centenares de metros, empezó a sentirse
mareado así que se sentó sobre un tronco que encontró cerca, entonces decidió
concederse unos minutos de tregua para recordar como había llegado hasta allí;
vagamente recordaba conducir por una carretera oscura y solitaria, en ese
momento, se palpó la frente y tocó una especie de brecha por donde podía
introducir sus dedos, se levantó y volvió a mirar en dirección al claro para
ver si seguía en su sitio, pero se quedo petrificado, al ver que allí había un
hombre con una túnica negra que parecía estar esperándole, no tenía pelo ni se
le veían los ojos, tenía una sonrisa muy siniestra dibujada en el rostro, el
hombre hizo un gesto para que se acercara y sus piernas empezaron a moverse
solas, ya delante suyo, el hombre extendió su mano y la puso sobre su frente.
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