El líder

La escalinata parecía no terminar nunca; tanteaba con cuidado el siguiente escalón antes de apoyar el pie, apoyandome siempre en el muro, y de vez en cuando, echaba la vista atrás para tener al menos un punto de referencia, ignoro durante cuánto tiempo seguí subiendo, con la mente perdida en un torbellino de confusión, donde el presente y el pasado se alternaban caprichosamente, y los recuerdos de mi infancia se mezclaban con fragmentos de pesadillas, imágenes de momentos luctuosos que creía enterrados en mi memoria en un caótico telar de angustia que me envolvía...
El telar se difuminó levemente, dejándome comprobar que había llegado a lo alto, me encontraba en mitad de una sala decorada con detalles ostentosos y amplios ventanales que de inmediato me transmitió una inexplicable sensación de familiaridad, de repente, un temblor caótico llegó desde el exterior, acompañado de un griterío de voces que recorrió toda la casa, me asomé para mirar lo que estaba sucediendo afuera y entonces comprendí: desde abajo bullía un mar de absoluta desesperación, los rostros lejanos de la multitud gritaban en un frenesí colectivo, juntandose en un clamor inconexo que poco a poco, fué tomando forma en mi mente:

-¡Viva nuestro líder! gritaban las voces, y todo el teatro absurdo de mi memoria comenzó a tomar forma, y mis gritos se alzaron se sumandose a los suyos.

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