Una noche decidí conocer
a la Dama Negra a través de Internet, la página que adivina cuando y donde será
el instante de tu muerte y cuando hice el test, el resultado fué que moriría
allí el transcurso de aquella misma noche. Al instante la television se
encendió sola y mientras buscaba el mando, el ventilador cayó violentamente, destrozandose al impactar contra el suelo y la hélice pasó
rozandome el cuello, aún temblando, busqué la llave de la puerta y la abrí
cerrandose esta detrás mío de un portazo. Una vez afuera, escuché que alguien
me llamaba desde arriba, levanté la mirada y distinguí lo que parecía la
silueta de una mujer ataviada con un largo vestido negro, observandome desde el
balcón, lo siguiente fué el impacto de
un automóvil al frenar y la carcajada maligna del espectro endemoniado.
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