Era una hermosa niña de ocho años, aquella mañana decidió no asistir a
la escuela y en lugar de recorrer el trayecto habitual, se desvió de su camino
y se adentró en un jardín abandonado.
Atraida por el rechinar de un columpio, cruzó el jardín y subiendose a él,
comenzó a balancearse despreocupada mientras entonaba un estribillo pegadizo
que bailoteaba en su mente:
-Uno, dos, tres: ahora me ves. Un dos tres, ahora no me ves...
En ese momento, sopló un aire frío y comenzaron a aparecer figuras de
niños por todo el jardín, vestían ropas harapientas y sus rostros, grises y
apagados irradiaban una profunda
tristeza. Una fuerza invisíble la golpeó por detras y le hizo caer del
columpio. Dolorida y asustada, trató de gritar pero algo anudaba su garganta y
cuando alzó la vista, vió a los niños fantasma bailando en circulo a su
alrededor mientras repetían cantando aquel verso que decía:
-Uno, dos, tres: ahora me ves. Un dos tres, ahora no me ves...
Si te adentras a través de ese
jardín, oyes el rechinante y oxidado sonido del columpio y tienes la tentación
de cantar determinado estribillo, huye mientras puedas o serás otro de los
niños fantasma que habitan ese jardín abandonado.
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